Zona Austral 42° a 56°
Durante la última glaciación y hasta una edad aproximada de
14.600 años a.p., entre los 42ºS y el extremo sur, extensos campos
de hielo cubrían la mayor parte del relieve andino. La deglaciación
de la Cordillera Andina Austral se habría iniciado aproximadamente a
los 13.500 años a.p. (Mardonez. 2011; Armesto et al, 1994). De
acuerdo con los antecedentes provistos por Alley (2000) y Groen
(2008), este retroceso de los hielos no fue uniforme ni constante.
Efectivamente, un estudio realizado por Mardones et al (2011) en los
glaciares de la cuenca del río Blanco (Región de Aisén, Chile),
concluyó que estos sufrieron reavances y retrocesos durante el
Holoceno. Para el lago Elizalde se constató dos pulsaciones
glaciares datadas en una edad entre 10.700 años a.p. a 10.480 años
a.p.
Para esta zona del país, Villagrán e Hinojosa. (2005)
identifican varias etapas desde el último Máximo Glacial, a saber:
Entre 29.400 y 14.450 años a.p.: De acuerdo a los antecedentes
glaciológicos del último ciclo, las Regiones Aisén y Magallanes,
Chiloé continental, NE y sur de la Isla Grande y las islas aledañas
y los Andes de Chile central-sur fueron devastados por glaciares
durante el período tardío de la última glaciación, denominada
Llanquihue (GLL), De estos antecedentes se desprende que alrededor de
dos tercios de la actual superficie de bosques del sur de Sudamérica
fue devastada por glaciares, los cuales afectaron directamente la
distribución de los bosques templado-lluviosos al sur de 43° S,
como asimismo la de los bosques andinos de la Región de Los Lagos y
la vegetación altoandina de Chile central -sur.
Entre 14.000 a 8.300 años a.p.: Numerosos registros polínicos de
la costa oriental de Chiloé, documentan la rápida colonización y
expansión del Bosque Nordpatagónico con dosel cerrado de
Nothofagus, Coníferas y Mirtáceas, siguiendo el colapso de los
glaciares piedemontes, Durante este mismo lapso se registra el
inicio de la colonización de la vegetación en las áreas glaciadas
del sur de la Isla Grande. Sincrónicamente, se observa el ascenso
altitudinal de las tundras, documentado en el registro Pichihué de
las cimas de la Cordillera de Piuchué, y su expansión hacia los
Andes, documentado en los registros Chaitén y Cuesta Moraga de
Chiloé Continental.
Entre 8.300 y 5.800 años a.p.: La presencia de Tineo ( Weinmannia
trichosperma Cav.) en el bosque Nordpatagónico es un indicio de un
clima más cálido presente a inicios del Holoceno. La presencia de
ulmo (Eucryphia cordifolia Cav.) en este tipo de bosque. es también
un indicador de mejores condiciones climáticas. Durante el Holoceno
medio y tardío, se instauran gradualmente las condiciones modernas,
algo más frías y lluviosas que en el lapso anterior, a juzgar por
la mezcla de elementos valdivianos y nordpatagónicos que muestran
los registros (Villagrán e Hinojosa. 2005).
De acuerdo con CONAMA (2005), diversos estudios de registros
polínicos para la X Región, realizados por Moreno (1997, 2000,
2004) y Moreno et al. (2001), han determinado que entre 24.000 y
17.700 años a.p. existían condiciones glaciales extremas en esa
región. En torno a los 17.700 años a.p. comenzó la deglaciación,
con la llegada del bosque norpatagónico. Luego, la llegada de taxa
resistentes a condiciones más húmedas y frías ocurrió en torno a
los 15.000 y 13.500 años a.p..
El período más cálido y seco fue marcado por una abrupta
expansión de taxa valdivianos en la zona, en particular
Eucryphia/Caldcluvia seguido por un clima más húmedo y frío entre
los 7.500 y 5.500 años a.p. y el establecimiento del mosaico
actual de bosque mixto norpatagónico/ valdiviano a partir de los
5.000 años a.p. En la XI Región la vegetación muestra cambios
mucho menos pronunciados. La llegada del bosque se produjo en torno a
los 17.500 años a.p. seguido por cambios mucho menores en cuanto a
cobertura y dinámica de recambios (CONAMA. 2005)
Los estudios efectuados en el sitio arqueológico Monte Verde, X
Región, han demostrado que entre 14.220 a 13.980 años a.p.,
existían comunidades que habitaban en esa zona, fecha anterior a la
determinadas por las teorías aceptadas respecto del poblamiento de América. (Dillahey et al. 1998; Dillehay. 2008).
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